domingo, 15 de junio de 2008

Capítulo 7


¿Sabes?


La frase está escrita, reluce desde la ventana. Retumba como si alguien se la gritara. La luna está llena. Quizás algo que se moviera en el departamento y matara la quietud. Algo tan fuerte que ahogue el grito. Podría ser tan sencillo como tomarse 18 litros de whisky. La lágrima humedece, sin querer (y hasta intenta impedírselo), la frase. “¿Y si es el comienzo?. ¿Podría hacer que vuelva?”. (Momentos añejos, momentos que se convertirán en nostalgia).

Suena el teléfono. Hola, Teresa, ¿sos vos?, Sí, ¿cómo estás?, Bien, por suerte, con ganas de hacer un viajecito, recorrer algunas playas, Que bueno, Sí y ¿vos?, Nada, acabo de terminar mi pasantía y me voy a tomar unos días, ¿Querés venirte conmigo?, ¿Vas solo?, Sí, va no, ¿si te sumás?, Bueno, puede ser, Dale, hablamos mañana, Bueno, Besos, Besos, Chau, Chau.

Se dirige al cuarto. Agarra un bolso y empieza a meter ropa. ¿Qué estás haciendo?, ¿Yo?, ¿vos que hacés acá?, Es mi casa, Sí, pero..., ¿Pero qué?, ¿Qué hacés así vestida?, Fui al cumpleaños que te olvidaste, ¿Hoy Marisa cumplía los 15?, Sí, Te quería dar una sorpresa, Si, si, Estoy haciendo el bolso porque nos vamos de viaje, ¿A dónde querés ir?, A recorrer el interior que tanto te gusta, Que lindo, pero igual no te perdono por haberte olvidado del cumpleaños, Estaba muy entusiasmado con irme para el interior, Si, si, Estuve haciendo los arreglos, por eso no llegué después del trabajo.

A las 8 de la mañana ya está Pamela despierta. Antes de ir a despertar a sus padres ve una hoja sobre la mesa. Estira la mano para alcanzarla. La lee. Mamá, ¿Qué?, ¿No vas a desayunar conmigo?, Sí, mi amor, ¿porqué decís eso?, Por esta hoja que dejaste en el living, Tirala.

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