domingo, 15 de junio de 2008

Capítulo 5


¿Terror, drogas y robos?


Es el recuerdo de las voces encerradas. Son las 2 de la madrugada y maneja sin parar desde las 20:00 horas. No se ve nada. No hay luces en la ruta. La radio complica. La calefacción está prendida. Llueve a cántaros. El viento sopla fuerte. A los costados de la ruta, un muro de árboles. Una mano en el volante y en la otra una cerveza. Por momentos la fija contra el freno de mano, agarra un tabaco y hojillas de la guantera, sostiene el volante con la rodilla y arma un cigarro.

- Algún día te vas a matar -

“El olor a pólvora había vencido el aire fresco. Nos dividimos. Hay que reagruparnos”.

- VENI
- CORRE
- CUIDADO
- DE DONDE NOS DISPARAN

El Pelado abre los ojos mira hacia atrás y ve a Mario durmiendo. Ve que Matías esta prendido a la botella.

- Te despertaste, bien, ya me estaba aburriendo
- ¿En que hora andamos? -

Hay una silueta en medio de la ruta. Da un volantazo. Mario se despierta. Bajan del auto.
- ¿Qué paso?
- Este bestia casi pisa a alguien

“Voy a ver si están bien esos tipos. Después de todo frenaron”.
Héctor se les acerca. Los mide. Se lleva la mano a su espalda. Camina por delante de ellos:
- En el estado en que están no pueden manejar, además no pueden
dejarme en esta ruta con esta lluvia, les pido por favor que me arrimen
al pueblo más cercano
Matías se sube al auto. Prende el motor. Saca la cabeza por la ventana:
- Héctor, ¿sabes manejar?
- Sí

Los psicólogos se encargan de analizar las respuestas.

El hecho de encontrar a Héctor en mitad de la carretera los dejó desconcertados. No era nadie que conocieran. Pero siempre cabía la posibilidad de que los estuvieran siguiendo.

A las 4:06 se empiezan a ver las primeras casas de “Nostalgia”. Héctor mira al Pelado:
- ¿Conocés este pueblo? -
….
- Fumo poco, sólo cuando llego a lugares que no conozco
- ¿Tus amigos lo conocen?
- No, me supongo que vos tampoco lo conoces
- Tus amigos están dormidos y supongo que querrán descansar en una
cama.
- Agarrá por esa calle que está iluminada y tiene que haber algo abierto
- Parece ser la calle principal. Ahí está la plaza pero no hay nada
abierto
- Ahí hay un bar abierto pará que pegunto
Se baja y entra al bar.

En la pensión hace calor. Se turnan para ir al baño compartido. Sólo está el dueño. De unos 60 años hablar pausado, sin remera y tomando mate.

En la mañana pasan por una panadería.

En la Terminal de ómnibus dejan a Héctor.

En la plaza el pelado estira las piernas, mira el cielo, relaja el cuello.
- Acá vive una prima que se mudó hace 4 años y no la veo desde
entonces. Quiero quedarme unos días y después los alcanzo en
“Libertad”

EL pelado vuelve a la pensión. Alquila un cuarto por 3 noches. En esos días se dedica a caminar por el pueblo. Lo recorre en su totalidad. No es un pueblo grande. Busca militares pero no encuentra ninguno. Pasa todos los días por la comisaría y nunca ve a más de 3 policías. Antes de irse le manda una carta, en código, a su comandante.




Lucía:
Te escribo desde “Escombros”. Donde estoy desde el jueves 13. Levantamos un desconocido en la carretera. No hablamos mucho, sólo anduvimos unas horas con él y lo despedí. Hace tiempo que no venía y todo sigue igual. Es un pueblo tranquilo, con poca gente. Estuve buscando un uniforme para el abuelo pero no encontré. Creo que nos podemos mudar para acá con la familia. Los guachos siguieron viaje el viernes. Bueno es lunes y estoy por seguir viaje. Te mando muchos besos. En unos días te vuelvo a escribir. Chau.

No hay comentarios: